A la cueva de Altamira le corresponde el privilegio de ser el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico superior, y a los niños/as de 1º de Primaria del colegio la Salle de Santander, el privilegio de disfrutar de Altamira, de su calidad, magnifica conservación y frescura de sus pigmentos.
Se Pudo disfrutar del yacimiento arqueológico y de la sala de policromos, localizado en la entrada de la cueva. Más adelante, en la Gran Sala, se pudo ver las grandes pinturas.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, ahora los alumnos, fueron los que habitaron la cueva durante más de 2 horas como si fueran auténticos habitantes de la época.
En uno de los momentos de la visita, se elaboró un trabajo manejando las diferentes técnicas utilizadas hace 19.000 años y hasta 35.000 años, grabado de contorno, dibujo de línea negra con carbón, relleno con pintura roja o amarillenta…
Un visita interesante y única, debido a la realización artística del genio humano y testimonio de una civilización ya desaparecida.


Los asistentes desarrollaron un itinerario de trabajo que tomaba su origen en la definición de comunidad como parte del compromiso común con el proyecto educativo; un punto de partida que compartió espacios teóricos con dinámicas grupales en las que se compartieron dinámicas y prácticas comunitarias de los centros. En la tarde del 24, el Monasterio de La Santa Espina (ubicado en el municipio de Castromonte, Valladolid) configuró un contexto ideal para que los asistentes pudiesen reflexionar en cuatro ámbitos de vital importancia en la vida del educador lasaliano: la identidad, la espiritualidad, la pertenencia o como nuestra vida va definiendo el “ser de La Salle” y, en cuarto lugar, generar dinamismos de interioridad que nos inviten a fijar la mirada en el sentido profundo de educar a los jóvenes de nuestras escuelas. Esa misma noche, la cena sirivió para despedir a los profesores de tercer año que acabar así su formación inicial, recibiendo un recuerdo de La Salle por parte del EAS, invitándoles a seguir formándose día a día. Además estos profesores, como es tradición, tuvieron un detalle y entregaron a sus compañeros y a los miembros del EAS un regalo de recuerdo.
espacio para jugar, divertirse y, como dicen ellos, “sentirse libres”. Podría ser que hacemos muchas y divertidas actividades desde la mañana hasta que nos acostamos. Quizás alguno podría pensar que se trata de que, el solo hecho de estar fuera de clase, ya es motivo de celebración. Dejar nuestros hogares no puede ser puesto que siempre queda un resquicio de pena y deseo del calor del hogar. Descartados todos estas razones, ¿qué será lo que tiene de especial? Lazos. Vínculo. Unión. Relaciones entre personas que se fortalecen o nacen. Los que vivimos la aventura del Aula Abierta de Bujedo somos como una familia en la que se viven las emociones a flor de piel.






