Para todos los que hemos estudiado en La Salle de Santander, la palabra “la leona” nos transporta a aquellos años juveniles donde la alegría y camaradería eran habituales. Cuando volvemos de visita a nuestro Colegio, la mirada a “la leona” es obligada, se hace necesaria como si de ella dependiera una gran parte de nuestras vidas. La indispensable foto, bien en solitario o en grupo, hace que la llevemos siempre con nosotros, como muestra y talismán.
En el año 1940, los Hermanos de La Salle adquirían la Quinta Hoppe, una espléndida finca que se destinaba por entonces a vivienda del cónsul alemán en Santander. También había una huerta con árboles frutales, donde actualmente está el patio; en total unos 16.000 metros cuadrados con cerca alta y a trazos muy bien conservada. La presidía un gran edificio y se completaba con un frondoso jardín surcado de senderos, estatuas, lugares de descanso y “una leona” que en situación de descanso cuidaba a dos cachorros que jugueteaban. Desde entonces el colegio fue experimentando numerosas obras y ampliaciones, la última inaugurada el pasado mes de septiembre. Así, con el paso de los años pocos son los vestigios de la Finca Hoppe que adquirieron los Hermanos en 1940. Hoy se conservan la leona, la pérgola junto al estanque de los peces y unas piedras que tienen talladas unas cruces a la entrada del jardín.
Viendo el plano topográfico de la finca que en su día sirvió de base al arquitecto para ubicar el nuevo edificio del Colegio, vemos que la misma se orientaba al Norte por el Paseo de El Alta (hoy General Dávila). Al Este, por la calle Perines que tangencialmente desembocaba en El Alta, así como a otras propiedades privadas. Al Sur, con la calle Perines y otras propiedades y al Oeste con un pequeño paso estrecho que denominábamos “el callejón de La Mona” y que hacía de separación con el Barrio Obrero o del Rey.
El acceso principal a la finca se ubicaba en la orientación Sur de la misma, por la calle Perines, y una hermosa verja de hierro hacía de portada (la misma verja que hoy se encuentra en la entrada al Colegio por General Dávila). Para llegar al patio de juegos no había más remedio que subir “la cuesta de la leona”, denominada así por allí encontrarse la figura de piedra del animal que cuidaba celosamente de sus cachorros. Es decir, a mitad de la cuesta y en un pequeño descanso se ubicaba en un principio “la leona”.
Los años 1959 y 1960 supusieron un cambio radical en la fisonomía del barrio y principalmente del Colegio. El Plan General de Urbanismo del Ayto. de Santander había previsto la realización de una vía nueva de comunicación entre el Paseo de El Alta y Cuatro Caminos. Surgió entonces la Avda. de Camilo Alonso Vega y con ella la división traumática del patio de juegos, dividiendo en dos partes la hermosa finca y dejando inservible la parte Sur de la misma, el espacio conocido como “el terraplén”. Por supuesto que esta nueva vía afectaba directamente a nuestra “leona”, haciéndose necesario el buscar un nuevo espacio donde poder llevar el descanso del animal. La desaparición del edificio antiguo y construcción de la nueva residencia de la Comunidad de Hermanos, hizo que el descanso de “la leona” se ubicara bajo una hermosa palmera sita en la rotonda de acceso a la puerta principal del Colegio. Como curiosidad de los que pasaron sus años en el Colegio allá por las décadas de los 40, 50 y 60, uno de los cachorros que el animal cuidaba, había tomado la decisión de hacer su vida por su cuenta y a modo de hijo pródigo marchó a no se sabe dónde y dejó huérfano a su hermano.
Hoy “la leona” descansa plácidamente con su cachorro debajo de las palmeras, serena, llevando cuenta de los alumnos que estudian en el Colegio, cuidando de que ninguno se desmande y eso sí, soportando de vez en cuando que los más pequeños se suban a su espalda para intentar que les lleve a dar un paseo por el jardín.
En la exposición de fotografías y revistas recientemente clausurada del 75 aniversario del centro, hemos podido ver unas grabaciones que datan de 1917. Este año la reina Victoria Eugenia acudió a una fiesta de la Cruz Roja organizada en la finca Hoppe. Entre las imágenes se pueden ver como los hijos del presidente del gobierno, Eduardo Dato, acompañados por otros niños, juegan con nuestra leona, lo que la convierte en testigo de más de 100 años de la historia de Santander.
Queremos agradecer al José Madrazo, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio, por recordarnos un trocito de nuestros 75 años de historias .