El dsábado 11 amaneció nublado, pero todos sabíamos que iba a acabar haciendo bueno. ¡Cómo se iba a perder el sol el Día de Proyde! Empezamos con la carrera solidaria, en la que más de 400 alumnos, antiguos alumnos y familias participaron. Tenían todos un único objetivo, ayudar a Sudán del Sur y colaborar en la tarea que llevábamos desde principio de curso.
El día continuó cargado de acontecimientos, los voluntarios Proyde del colegio se apuntaron a hacer la mañana alegre y divertida. El taller maquillaje cautivó a grandes y pequeños, los niños salían felices con la cara maquillada, y los adultos no paraban de hacer fotos con una sonrisa dibujada en su rostro.
El taller de cuenta cuentos estuvo cargado de risas y bailes, en el que voluntarias de Proyde colaboraron para que los niños pudieran llenar su cabeza de un montón de aventuras que transmiten los cuentos. En otra parte del patio estaba globoflexia, donde se podían convertir en piratas con sus espadas de globos, o en jardineros con sus flores, o tener un perro de mascota durante unos días.
Aún no había acabado el movimiento, la música empezó a sonar y la clase de aerobic comenzaba con padres, madres y alumnos/as del colegio preparados para mover el cuerpo. “¡Vaya ritmo llevábamos!” Se oía decir a algunos que estaban participando.
Y después de tanto ejercicio, la paella estaba esperando para reponer fuerzas. Sin duda fue una mañana divertida, pero sobre todo familiar, en la que toda la comunidad educativa se unió para reír y divertirse, pero sobre todo, para ayudar de una forma u otra a Proyde. “Mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, haciendo muchas cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”