75 años de Historias, Pastoral

Si uno pasa por los recreos por Pastoral verá que siempre está lleno de alumnos y que periódicamente desde Sallejoven se lanzan propuestas muy diversas o que el claustro de profesores dedica varios claustros del curso a formación lasaliana y abordar temas de pastoral. La implicación en la Pastoral es uno de los rasgos propios de cualquier centro La Salle y por ello queremos dedicarle un hueco en nuestros 75 años de historias.75 años de Historias, Pastoral

Hoy permanecen muchos de estas nomenclaturas, pero la realidad ha cambiado mucho, me temo. Basta mencionar los encuentros de Pascua en Bujedo con más de 400 chavales. La verdad es que la movida de grupos hace 30 años era espectacular, o al menos así me lo parecía a mí. Había una presencia amplia de grupos adultos y una participación generalizada de los grupos en las actividades (en las vigilias, en los momentos de oración, en la animación de campañas por las clases, etc.) Era un ambiente realmente contagioso que ayudaba mucho a ir madurando las opciones cristianas. Los más jóvenes nos fijábamos en los mayores y deseábamos seguir sus pasos: en la opción por el grupo; en las distintas tomas de la iniciación cristiana (los evangelios, la cruz, el credo); Nos juntábamos a rezar en una capillita que había junto a la sala de profesores. Y la verdad es que la llenábamos. Allí nos juntábamos a preparar la Pascua, el Encuentro de Oración, etc. Guardo un gran recuerdo de aquellas relaciones. Además, luego coincidíamos en otros muchos lugares: En Bujedo; en más de un lugar de voluntariado; en la oración del primer viernes de mes en la catedral, etc.

No todos los alumnos se manifestaban cristianos, pero había cierto interés y apertura hacia algunas actividades, como las Convivencias Cristianas. Solían animarlas el Equipo de Pastoral de Valladolid. Nos hacían planteamientos realmente exigentes sobre las opciones de la vida que la gente se tomaba en serio. Recuerdo unas convivencias que tuvimos en las Operarias  Misioneras de Cazoña, animadas por el hoy visitador del Distrito Arlep, H. Jesús Miguel Zamora, en el que una persona acabó rebotándose de tal manera que le espeto malhumorada, “¿qué quieres, que me tire de un puente?”

Creo que fue muy valiosa también la campaña del 10%. Semanalmente nos comprometimos a dar un 10% de nuestros gastos semanales. Una persona de clase se encargaba de recogerlo e iba haciendo el recuento en la pizarra. Era un gesto que nos hacía abrir los ojos hacia situaciones de auténtica necesidad en nuestra propia ciudad, así como a poner un granito de arena desde un sencillo compartir. Pienso que lo mejor de la campaña era poder poner rostro a la necesidad, ya que no se trataba de simplemente dar dinero, sino de comprar y distribuir la comida a las familias, acompañados siempre por un adulto.

Recuerdo con cariño las celebraciones, en honor de San Juan Bautista de la Salle, que tenían y siguen teniendo lugar en la parroquia de los PP. Franciscanos, en la calle Perines. Dedicábamos ratos largos al ensayo de los cantos, que repetíamos con insistencia hasta que nos aprendíamos el estribillo al menos. Imagino que hubo un tiempo en que la celebración se hacía en el propio colegio, pero lo tengo más borroso en la memoria. Recuerdo que en su día la iglesia del colegio tuvo dimensiones mayores, con un coro en la parte superior. En aquella iglesia recuerdo el Belén que durante años montó el Hermano Higinio en la planta inferior. Era una auténtica atracción por sus dimensiones y por lo cuidado de su montaje. Aquella Iglesia majestuosa se convirtió casi en parroquia, pues durante un tiempo muchos alumnos fueron preparados para la comunión y la celebraron allí.

Y quien más, quien menos, se fue situando en la vida. El proceso catecumenal dio grandes frutos en un momento en el que la fe cristiana se vivía con naturalidad. Quizás, la realidad estaba menos bucrocratizada, no había tantas trabas por ejemplo a la hora de plantear una acción de voluntariado. El PAS generó realmente una sensibilidad y un deseo de ayudar a otros. Semanalmente estuve durante varios años yendo a las Operarias Misioneras de Cazoña a echar una mano en el apoyo escolar. Al principio era un día semanal, luego fue cogiéndonos más tiempos, incluso en verano. De ahí muchos fuimos asumiendo labores de animación, de catequesis, etc. De hecho, el colegio la Salle fue una gran cantera de catequistas para la parroquia del Espíritu Santo, de nuestro querido Padre Raúl Poo al que no podía dejar de mencionar en este breve artículo, tanto por mi cariño hacia él, como por su contribución a la pastoral lasaliana. Es justo reconocer su dedicación generosa. Él estuvo en la génesis de los encuentros de Pascua y Oración, participó en los encuentros vocacionales de Arcas Reales (Valladolid), y en otras muchas actividades de pastoral. Raúl recorrió todo el distrito de Valladolid y tenía un conocimiento amplio de los Hermanos de la Salle. De ahí su merecido reconocimiento como afiliado al Instituto. Vaya aquí este pequeño homenaje personal por el cariño especial que siempre le tendré.

Queremos agradecer al Hermano Germán Bolado, antiguo alumno del colegio, por recordarnos un trocito de nuestros 75 años de historias.

 

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