El pasado sábado fue un día especial para nuestro Colegio ya que tuvo lugar el Acto de Despedida de los alumnos Finalistas de la 75ª Promoción de La Salle Santander.
Todos los asistentes, desde familiares hasta profesores de diferentes etapas, pasando por amigos y representantes del Centro, disfrutaron de una emotiva ceremonia. Se inició con la Eucaristía, para posteriormente dar entrada al acto a nuestros finalistas que fueron recibidos entre merecidos aplausos. Acto seguido, tomaron la palabra los propios alumnos, los profesores, las familias y el Director. Todas las intervenciones lanzaron un mensaje de orgullo, pertenencia, satisfacción por el trabajo realizado y optimismo de cara al futuro. También de algo de nostalgia.
Quedaba entonces otro gran momento por vivir, se procedió a la entrega de Diplomas y la imposición de Becas e Insignia del Colegio. Los 79 chicos y chicas que terminan su paso por La Salle Santander subieron al escenario para recibirlos, así como una bolsa con obsequios y algún bonito recuerdo de su paso por el Centro.
Sin duda, fue una preciosa mañana en la que nuestros finalistas cerraban una importante etapa de su vida para abrir otra nueva llena de ilusiones. Nuestros mejores deseos para todos ellos y nuestra más sincera enhorabuena. Por último, el recordatorio, una vez más, de que son un motivo de orgullo para nosotros y que siempre tendrán las puertas de La Salle abiertas.


 Los principales objetivos han sido la autonomía personal, algunos han pernoctado cuatro noches fuera de su casa por primera vez, y la convivencia.  Poco antes de coger el autobús de regreso los chicos expresaron que habían descubierto nuevos amigos, que con aquel que habían reñido en el patio del colegio habían vuelto a jugar… Para conseguirlo han disfrutado de actividades en los patios y el campo de fútbol de hierba: multideporte, acrosport, herbario, ginkana, pintura, danzas, escape-room… Además de talleres de interior: cocotología, diario, personajes de la Historia, pintacaras, tic toc…  En el tiempo libre, observaron a los patos, gallinas e insectos y, principalmente, jugaron en el campo de hierba o conversaron en los jardines. Tras las cenas, disfrutaron de veladas, concursos, el faro  y el paseo nocturno. La marcha con merienda permitió disfrutar de los parajes del arroyo Matapán. También han realizado rutinas domésticas como: poner la mesa, servirla o recogerla. Todo ello ha permitido acrecentar el sentimiento de pertenencia a una clase o al colegio, el empatizar con los demás, el que los mayores se sientan responsables de los más pequeños… Por lo que, tanto alumnos como maestros, volvimos a casa tan cansados como contentos por la experiencia mágica vivida.







