El pasado miércoles, 27 de noviembre, 30 alumnos y 2 profesores de 1º de Bachillerato pusimos rumbo a Burgos a las 8:00 de la mañana.
El viaje fue más tranquilo de lo que pensábamos, pues la nieve, anunciada, no hizo su aparición y a las 10 y media estábamos ya en Burgos. Con 0 grados, ni frío ni calor, nos acercamos a tomar algo calentito antes de partir a visitar la fábrica de Campofrío, donde nos esperaban a las 12:30.
Una vez dentro de la fábrica lo primero fue la elección de bata y el visionado de un vídeo promocional de la empresa. Tras el vídeo la encargada de relaciones de la empresa nos explicó la realidad de la empresa, exhortando a los alumnos a una preparación excelente en un mundo que selecciona a los mejores, haciendo especial hincapié a la importancia actual del aprendizaje del inglés.
A continuación de la charla comenzamos la visita de las distintas secciones de preparación del jamón cocido: deshuesado (sección que ya no podríamos ver el año siguiente pues ya estaría totalmente mecanizada), adobado, pesado y envasado para la cocción, vaciado de los moldes y adición de la gelatina y empaquetado.
Terminamos la visita con un test triangular, elección de una muestra diferenciada entre tres, y con una más que abundante degustación de productos Campofrío. Ya "comidos" nos dirigimos de nuevo a Burgos para disfrutar de un poco de tiempo libre hasta que a las 4:30 abriese el Museo de la evolución humana. Museo chiquito y didáctico que visitamos en dos grupos, 1ºB, qué realizó la visita de abajo a arriba y 1ºA, que lo hizo en sentido contrario.
En los tres pisos del museo pudimos estudiar e interactuar con el ecosistema del entorno de Atapuerca hace un millón de años, hacer un recorrido por la evolución de los seres vivos y de la genética de mano de Darwin, Mendel y demás...disfrutar de las comparaciones entre los modelos de hominidos, entre ellos y con alguno de nosotros, o admirar los ejemplares reales de huesos de homo antecesor e heildelbergensis: Miguelón, Elvis o el recién bautizado el pie de "Del Bosque".
A las seis de la tarde nos subimos de nuevo al autobús y con el mismo buen ambiente de la ida nos presentamos de vuelta en Santander algo más allá de las ocho y media.
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