La residencia de Arcas Reales acogió a los delegados de formación lasaliana de todas las obras educativas de la zona noroeste entre los que se encontraba nuestra compañera Pili. El encuentro que se celebró el sábado 11 de marzo, sirvió para la puesta en común de buenas prácticas y dificultades en el acompañamiento de la comunidad educativa, marcó el tema central de la jornada.
Los ecos del último encuentro de noviembre volvieron a hacerse un hueco en medio de la rutina educativa de nuestros maestros; para la escuela lasaliana, es fundamental dedicar espacios al crecimiento del grupo humano que habita en las escuelas, y dar respuesta a las necesidades de alumnos y familias en cada tiempo.
La gélida mañana dio comienzo con un tiempo de acogida marcado por el café compartido y una dinámica al más puro estilo “maestros de la costura”, sobre la importancia de tejer redes entre los educadores que animen a seguir firmes en la misión educativa. Preocupados de manera especial por aquellos que más necesitan la labor de un maestro cercano, los asistentes dedicaron un tiempo amplio a la revisión identitaria que formularon los equipos directivos días atrás; acompañamiento, crecimiento personal, pertenencia, vínculo con la comunidad educativa y cercanía fueron algunas de las palabras clave del día.
Tras un tiempo amplio de convivencia y comida, la jornada tomó su cierre con una sesión de Godly Play, para celebrar la vida y el encuentro en los valores que La Salle sembró en todos y cada uno de los educadores.