Las cosas grandes en la vida, en la historia, se gestan y se hacen presentes en lo pequeño, en lo insignificante. Siempre andamos esperando que ocurran grandes cosas, grandes cambios, grandes empresas, grandes misiones… y no damos importancia a los pequeños gestos que van tejiendo el gran don de cada uno: la Vida.
La Navidad es tiempo y espacio para ensanchar el corazón, plantar nuestras tiendas de encuentros, situarnos alrededor de una mesa grande, donde todos nos sentemos para compartir la esperanza y la misericordia de Dios Hijo que nace entre nosotros. ¡La gran mesa de la fraternidad, de la hospitalidad!
Hoy, en muchos lugares, rincones y orillas de nuestra madre tierra, suenan los clamores de hambre de paz, ternura, justicia, sentido de la vida y acogida fraterna... El Niño Dios viene a saciar los "sinsentidos" provocados por nuestra inhumanidad. ¡Él es nuestra salvación!
Feliz Navidad… Feliz encuentro con Jesús... Feliz encuentro con el mundo... ¡Dios nace en "las distancias cortas", donde germina la vida entregada con sabor a misericordia!