El día 25 de mayo, los alumnos de 1º y 2º curso de Primaria del colegio La Salle de Santander, se desplazaron hasta El Parque de la Naturaleza de Cabárceno, espacio naturalizado por la mano del hombre.
Allí descubrieron los secretos del mundo animal, vegetal y mineral con numerosas actividades para todos. La visita al Parque se convirtió en una experiencia inolvidable.
Disfrutaron de un centenar de especies de animales de los cinco continentes, se pudo percibir cómo en el Parque la vida se desarrollaba en el ambiente más natural posible, salvo la alimentación que se les facilita a los animales, el resto de las actividades estaban marcadas por su casi total libertad e instinto.
Se hizo en autobús las rutas botánicas. Con un paseo, se pudo conocer cómo es un tejo, un acebo, un alcornoque, un abedul, un tilo, un olivo, un haya, un castaño, un roble, un nogal… que muy bien explicó el guía del Parque.
En fin, los más de 20 Km. de carretera que surcan el parque nos condujeron a los diferentes recintos a través de maravillosos desfiladeros, apacibles lagos y bonitas figuras rocosas.




Los principales objetivos han sido la autonomía personal, algunos han pernoctado cuatro noches fuera de su casa por primera vez, y la convivencia. Poco antes de coger el autobús de regreso los chicos expresaron que habían descubierto nuevos amigos, que con aquel que habían reñido en el patio del colegio habían vuelto a jugar… Para conseguirlo han disfrutado de actividades en los patios y el campo de fútbol de hierba: multideporte, acrosport, herbario, ginkana, pintura, danzas, escape-room… Además de talleres de interior: cocotología, diario, personajes de la Historia, pintacaras, tic toc… En el tiempo libre, observaron a los patos, gallinas e insectos y, principalmente, jugaron en el campo de hierba o conversaron en los jardines. Tras las cenas, disfrutaron de veladas, concursos, el faro y el paseo nocturno. La marcha con merienda permitió disfrutar de los parajes del arroyo Matapán. También han realizado rutinas domésticas como: poner la mesa, servirla o recogerla. Todo ello ha permitido acrecentar el sentimiento de pertenencia a una clase o al colegio, el empatizar con los demás, el que los mayores se sientan responsables de los más pequeños… Por lo que, tanto alumnos como maestros, volvimos a casa tan cansados como contentos por la experiencia mágica vivida.





