El pasado sábado, 24 de mayo, tuvo lugar en el colegio la despedida de la 77.ª promoción de alumnos finalistas, en un acto que reunió a más de 500 personas en el polideportivo del centro. La tarde comenzó con la tradicional eucaristía, oficiada por D. Prudencio, sacerdote y amigo del colegio, con la colaboración del Equipo Local de Pastoral. Fue una celebración cargada de simbolismo, en la que destacó la intervención de varios alumnos finalistas, familiares y una representación del profesorado del centro.
Posteriormente, tuvo lugar el acto académico, dirigido por Jabier Barrondo y Ana Hermoso, profesores de los alumnos a lo largo de estos años. Comenzó, como es costumbre, con la reflexión de la “mañana”, guiada por Guillermo Olea, Jefe de Estudios de Bachillerato, quien recordó el lema del año y la importancia del cuidado de las personas. Continuaron las intervenciones de los alumnos, a cargo de Víctor Díaz y Patricia García-Lamsfus, y siguió el acto con las palabras de las familias, representadas por Ana Isabel Urdinguio Martín. Inés Díaz y Belén Alonso fueron las responsables de representar al claustro de profesores, recordando a los alumnos cómo ha sido su paso por el colegio en las distintas etapas y subrayando que La Salle siempre será su casa. Finalmente, José Manuel, director del centro, recordó a los alumnos que las actitudes que han aprendido y vivido en el colegio son las que deben seguir manteniendo y cultivando en el futuro. Les animó a permanecer unidos, “indivisa manent”, y a ser fieles a todos los valores adquiridos durante estos años.
Tras estas emotivas palabras, tuvo lugar la merecida y esperada imposición de becas por parte del Jefe de Estudios, acompañada de la entrega de la insignia de Antiguos Alumnos, de manos del presidente de la asociación homónima, Raúl de Santiago, y de Sofía Puente Peña, representante de la AMPA.
Una vez finalizada la sesión de fotos grupal de los ya graduados, todos los alumnos, acompañados por más de 20 profesores y personal del centro, se trasladaron al Gran Casino Sardinero para disfrutar de una deliciosa y divertida cena, con tiempo para el baile, que puso el broche final a una jornada de despedida que nuestros chicos y chicas finalistas nunca olvidarán.