Día de la madre

Las madres de los alumnos de sexto de primaria han compartido con nosotros su experiencia como madres completando la frase “Mi momento inolvidable aDía de la madre tu lado ha sido …”

Ha sido desde que te sentí, te vi y te amé. Después con tu dulzura mi vida cambió. Si la felicidad completa existe, me la regalas todos los días tú.

Fue cuando te vi y  te cogí en brazos por primera vez. Toqué tus pies y noté el calor de tu cuerpo y la sensación de vida en la piel.

Cuando te pusieron sobre mi pecho nada más nacer. Sentí que eras parte de mí. Fue el momento más feliz de mi vida. Sentí que siempre estaríamos unidas. Luego he tenido muchos momentos inolvidables a tu lado y los seguiré teniendo. Sé que serás una gran persona, una gran mujer.

Son todos los momentos de estos 11 años que compartimos en los cuales he ido conociendo  y dándome cuenta de que me gusta la personita en la que se va convirtiendo.

Cuando te tuve por primera vez en mis brazos y sentí tu llanto y tu cuerpo con el mío

Son muchísimos. Cuando eras más pequeñín y te quedabas dormido en mis brazos; cuando dijiste mamá por primera vez; cuando nos abrazamos y me das un beso; cuando vienes corriendo a contarme las cosas buenas que te suceden con tanta ilusión. Cada momento contigo es inolvidable. Te quiero.

Fue el día que hiciste la primera comunión y disfrutamos junto a toda la familia del cariño y la felicidad de ese día.

Es siempre que sonríes y me das un abrazo.

Mi primer momento inolvidable fue el  que te vi  con ese  gorrito rosa y esos ojos tan azules "mirándome",  pero a ese le siguen todos los  que me ofreces, día a día, con todos tus detalles.

Cuando te conviertes en madre te das cuenta de la cantidad de momentos únicos que te regalan tus hijos. Cada paso que dan, cada proeza lograda y cada lección que aprenden se convierten en únicos; por ello, guardo cientos de momentos estupendos junto a ellas.

El momento que más disfruto es cuando estamos tú y yo solos y hablamos de “mayor a mayor”.

Si tengo que mencionar un momento especialmente emocionante sin duda es el día de su nacimiento.

Cuando te vi la carita por primera vez ese día fue el más feliz de mi vida.

Fue el primer instante que te sentí sobre mi regazo. Escuchar los latidos de tu corazón fue mágico. Luego vendrían un montón de ellos con tus ocurrencias, tus trastadas y tu corazoncito. Todos los días me regalas momentos inolvidables junto a tu hermano. Te quiero mucho, bicho.

El día de tu primera comunión por tu emotividad, por tu entrega y por lo feliz que nos hiciste a todos. Fue un día inolvidable en familia.

Cuando tenías cinco años. Estábamos viendo una película y ella dijo: ”Mamá, ¿por qué dicen que la tierra es redonda si los barcos son planos?

Cuando cada día nos damos un abrazo y un beso. En ese momento, apretados uno junto a otro, cierro los ojos y me siento la mamá más feliz y afortunada del mundo. Te quiero muchísimo. No lo olvides.

El día que naciste. Cuando te vi, tan pequeñita a mi lado. Sentí mucha felicidad y al mismo tiempo inseguridad por saber cómo salir adelante en el día a día. Hasta hoy, que te has convertido en una jovencita responsable y trabajadora.

Fue a partir del día de tu nacimiento y tu primer cumpleaños. Verte soplar la vela, tu felicidad, esa risa que diste que nunca saldrá de mi corazón, los regalos. Siempre serás la alegría de mi despertar.

Cuando me dabas y das abrazos y besos. Cuando me cuentas tus cosas, las buenas y las menos buenas y yo puedo ayudarte.

Uno de esos momentos fue cuando empezó a andar. Con un año de edad, verlo como quería venir hacia mí, andando como un topo, con los brazos abiertos y buscar la protección de su madre para no caer, cuando llegaba, su abrazo era una sensación  maravillosa.

Ha sido todos los días de mi vida cuando miro esos ojos de color azul del mar y veo una niña maravillosa alegre y con un CORAZÓN fantástico lleno de amor. Siempre serás lo más importante de toda mi vida.

Fue cuando pude estrecharte entre mis brazos por primera vez. Deseada y esperada, tras nueve meses de incertidumbres viste la luz. Pude acariciarte, besarte, arroparte, sentirte muy cerca de mí.

El día que te vi nacer, ese día sabía que te iba a querer y lo felices que seríamos juntos. Gracias por ese momento y todos los que hemos pasado juntos. Te quiero muchísimo.

Es una experiencia única y maravillosa, llegar a pasar a segundo plano para poder dar lo mejor a mi hijo. Todo esto con la alegría y satisfacción de verte crecer feliz y que en el futuro llegue a ser una buena persona y que esté orgullosa de mí y por supuesto yo de él.

Cuando me inspiras ternura, empatía y solidaridad. Tu sensibilidad me deja a veces con la sensación de que podría ser mejor persona. A pesar de lo que sé que no te gustan las normas, los horarios, las rutinas, me enorgullece tu ansia de libertad. Yo te defino como un “espíritu libre” y eso puede ser muy hermoso. Sigue así, persiguiendo la libertad, pero nunca despegues los pies del suelo. Te quiero, te apoyo, estoy ahí.

Mis mañanas, cuando corres a mi cama para darme los buenos días. Son maravillosos, tus abrazos no tienen precio.

Gracias a todas las madres que habéis compartido con nosotros vuestra experiencia.

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