La vocación de Ana Rodríguez por la educación es heredada de sus padres. Estudió en la Universidad de Oviedo y disfruta de su ascendencia asturiana. El tiempo que ha pasado con nosotros ha transcurrido rápido, en él ha realizado una importante labor como tutora con alumnos fundamentalmente del tercer ciclo de Primaria, el final de la infancia. Dispuesta a darles autoconfianza y aligerar sus inseguridades, con su buen humor y su ánimo les ha alentado en los hábitos del esfuerzo diario, la constancia y el relativizar las dificultades.
Otro de sus cometidos sobresalientes ha sido el impulsar el progresivo desarrollo del Inglés en esta etapa en las últimas décadas, con la incorporación de dinámicas más significativas y atractivas para los niños. Querida por sus exalumnos, de los que está pendiente, es frecuente verla rodeada por ellas y ellos durante los recreos en los que conversan y recuerdan, entre otras anécdotas: cómo les bajaba la fiebre o calmaba el que echasen de menos a sus padres en Bujedo, su charla sobre Juana La Loca, o también, en el mismo monasterio, el miedo pasado en el paseo nocturno por sus desvanes, las coreografías, lo bailes o las marchas bajo las estrellas…
Ana ha aportado además de la entrega en sus clases, su amabilidad en la convivencia y su risa. Su presencia cercana y dedicación son manifestaciones de la esencia de nuestro Colegio La Salle.Aprovechamos estas líneas para felicitarle por sus 25 años con nosotros en el Colegio.