El pasado 26 de agosto, sábado, el monasterio burgalés de Santa María de Bujedo de Candepajares congregó a las Comunidades Lasalianas, Asociados y profesores del Sector de Valladolid. El día estuvo marcado por un ambiente festivo y de reencuentro, que marca el inicio del curso bajo el lema “Gracias”.
Para un lasaliano de cuna, volver a Bujedo es regresar a casa. Un hogar que tanta vida emana en el paso de los campamentos de verano, formaciones, aulas activas… y que en esta ocasión ha recogido el contexto perfecto para la celebración del día de las zonas comunitarias. En definitiva, un día muy necesario para iniciar el curso juntos, llenos de ilusión y compartiendo los mejores deseos.
Los actos previstos fueron coordinados por el H. Esteban de Vega -visitador auxiliar de la zona noroeste-, que compartió presidencia del acto con el H. Alberto Arteaga -animador de la zona de Valladolid y Astorga- el H. Andrés Corcuera -animador de la zona de Cantábrico- y Pedro Sousa -animador de la zona de Galicia y Portugal- En las diferentes intervenciones, se dio paso a la exposición de la memoria anual del curso pasado, la evolución del marco pedagógico (implantación y desarrollo del Nuevo Contexto de Aprendizaje), pastoral (evaluación de los encuentros de Verano y campos de trabajo) y formación e identidad (evaluación de la implicación y la pertenencia de los profesores de formación inicial). En refencia al Equipo de Misión, se hizo oficial el cambio de titularidad en las delegaciones de educación y gerencia, dejando el puesto Victoriano Pardo e Iñaki Asegurado, para dar entrada a Ignacio Llorente y Álvaro Pérez respectivamente.
Tras el cierre de la asamblea, la mesa de la celebración tuvo como protagonistas a la comunidad Maravilha (Portugal), por la renovación por tres años de su compromiso como asociados al Instituto; al mismo tiempo, María Jesús y Daniel (Ferrol) y Suso (Parmenia) proclamaron la renovación anual de su compromiso de asociación. En referencia a las comunidades religiosas, los HH. Luis Puras, Salvador Revilla y Tirso Verdugo celebraron sus bodas de oro en homenaje a los 50 años de vocación fraterna, y los HH. Joel y Filipe celebraron y compartieron con la asamblea la profesión perpetua y la renovación temporal de sus votos.. Una día lleno de reencuentros que tuvo como culmen la mesa compartida y el regalo de la vida juntos.