El grupo de gente pequeña de PROYDE ha disfrutado en agosto (del 6 al 12) de un campo de trabajo en Valladolid.
La propuesta era sencilla, tener un tiempo de convivencia en la que seguir fortaleciendo la unión entre los miembros del grupo a la vez que se desarrollaba una labor social.
Puestos en contacto con Montse, responsable de PROYDE noroeste, con Guillermo, responsable de pastoral del Sector y con Guenther, miembro de la comunidad SHEMÁ de Valladolid nos pusimos en marcha para organizarnos lo antes posible. Nuestro primer agradecimiento para todos ellos que enseguida se pusieron en marcha para facilitarnos las cosas, así que pronto teníamos apalabrada nuestra estancia en la comunidad de pastoral de Girón y nuestra colaboración con PROCOMAR (asociación que trabaja en el ámbito de la inmigración).
El sábado 6 de agosto al mediodía llegamos a Valladolid cargados de ilusión y fuimos recibidos por el hermano Tomás, el cual nos acogió y acompañó con cariño y paciencia durante toda nuestra estancia. Aprovechamos la tarde para organizar la semana, distribuir trabajos e ir a la compra de alimentos para toda la semana.
El domingo fue día de convivencia: la participación en la eucaristía, la visita al museo de escultura y el paseo por el parque de los cerros situado junto al barrio de Girón donde residíamos dieron cuenta del día.
De lunes a viernes desarrollamos nuestra labor social y de sensibilización. Por las mañanas colaborábamos con PROCOMAR en el campamento de verano con niños y jóvenes inmigrantes, en él había tiempo para el apoyo escolar, para talleres temáticos, en nuestra semana sobre la alimentación e incluso para acudir una mañana a la piscina.
Por las tardes visitamos distintas asociaciones que trabajan en el ámbito social en Valladolid: el martes visitamos la parroquia de Santo Toribio en compañía de Montse, el miércoles la asociación PROCOMAR con la que colaborábamos y el jueves la fundación Juglar de acogida de jóvenes de la FUNDACIÓN ADSIS.
Tanto el trabajo con los niños y jóvenes, los cuales ya se han hecho un hueco en nuestros corazones, como la convivencia con Marta, responsable de PROCOMAR para el campamento, y el resto de los voluntarios, como los testimonios de los distintos responsables de las asociaciones que fuimos conociendo nos han ayudado a crecer personalmente y a profundizar en nuestro deseo de ser voluntarios.
Desde aquí nuestro agradecimiento a todos aquellos que han hecho posible este campo de trabajo y a todos los que lo han compartido con nosotros haciendo que haya resultado una experiencia única.